Esta residencia artística, ubicada en la necrópolis privada más antigua y extensa de Cochabamba, trasciende las convenciones artísticas. Tintajayu no es simplemente una intervención; es un diálogo enriquecedor entre el arte contemporáneo y la esencia de la vida y la memoria. A través de expresiones artísticas, logra entrelazar el patrimonio inmaterial boliviano, estableciendo un vínculo significativo entre los vivos y sus seres queridos fallecidos, creando un museo viviente, ya que sus obras permanecerán en el parque, extendiendo una invitación a los visitantes para sumergirse en la fusión única de creatividad y espiritualidad. Aquí, el arte se erige como un puente atemporal, conectando el pasado y el presente de manera significativa.